November 28, 2025
En modo restauración: Más árboles para el Alto Mayo
6 min

November 28, 2025
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La región San Martín es una de las zonas con más pérdida de bosque por deforestación en todo el país. Esto incluye los territorios de las comunidades awajún, que se encuentran en la zona de amortiguamiento del BPAM.
“Ha habido una deforestación muy agresiva en los últimos años. Principalmente por el arriendo de tierras y, además, una degradación de espacios que todos los años sufren quemas. Se quema porque la tierra ha empezado a generar arbustivos de bosques secos”
Esta situación repercute directamente en dos ámbitos. Uno es el social: el bosque es la despensa de las comunidades nativas y también parte vital de su tradición. “Cuando tienen alguna enfermedad, su primera opción es el bosque; no es la posta de salud. Al perderse estos espacios, es como si la cultura awajún fuera desapareciendo y estos conocimientos van quedando solo en la población adulta. Los niños ya no pueden acercarse a distintas especies, porque ya no hay”, aclara Altamirano.
El otro ámbito es la biodiversidad. La deforestación se traduce en la pérdida de conectividad, eso quiere decir que limita las capacidades de la fauna de trasladarse de un ecosistema a otro.
“Lo que la deforestación y la fragmentación están generando es que los diferentes ecosistemas estén desconectados. Por ejemplo, los humedales del Alto Mayo son un ecosistema muy importante, pero por la fragmentación que hay para el cultivo de arroz, esos espacios están quedando aislados. La diversidad que hay en esos ecosistemas se está perdiendo y eso hace que no funcionen correctamente”.
El primer paso para la restauración de estas áreas fue con un análisis de conectividad que permitió identificar potenciales zonas de restauración; es decir, aquellas que aún mostraban índices de conectividad. Aquí empezó un trabajo mano a mano con las comunidades awajún, a través de la Feriaam, para identificar las especies nativas con las cuales restaurar los diferentes ecosistemas. Las seleccionadas fueron 80 especies de árboles. Algo que destaca Altamirano es el involucramiento femenino: “Ha habido una participación bastante grande de las mujeres, conocedoras de sus especies. Durante un par de años se ha ido haciendo la recolección de semillas, la propagación de plantas, la siembra de estos espacios y los cuidados posteriores. Actualmente, están en proceso de restauración. Eso es a largo plazo, no es una restauración que se hace en un año, necesita mínimo unos diez años”

Wilfredo Tsamach, presidente de la Federación Regional Indígena Awajún del Alto Mayo FERIAAM, está consciente de que se trata de un plan muy ambicioso y que, para ello, es necesario ser innovadores y no perder el entusiasmo en cada paso que se dé: “El reto más grande es restaurar las áreas perdidas. Ya sea a través de un área de restauración ecológica, donde tenemos planeado reforestar 5 000 hectáreas, o bajo sistemas agroforestales donde los cultivos agrícolas como el cacao o café puedan asociarse con especies forestales, ya sean maderables o frutales.
Estos trabajos también han ido acompañados de capacitaciones, para sensibilizar a la población acerca de la importancia de los bosques y también la repercusión de sus actividades en la biodiversidad. Con esto, se espera reducir la cacería de especies en peligro de extinción, como el oso de anteojos y el otorongo.
En el año 2022, se desarrolló una Evaluación Rápida de Biodiversidad (RAP), con el objetivo de conocer la diversidad que hay en los bosques que están en el territorio de las comunidades indígenas. “Este trabajo de evaluación ha sido totalmente participativo. Ha integrado a jóvenes awajún, que han sido asesorados por responsables o investigadores de distintos grupos taxonómicos. Se ha hecho una evaluación de plantas, aves, anfibios, peces, mamíferos mayores y medianos, mamíferos pequeños no voladores y mamíferos voladores”, aclara Palomino.
Los resultados de este análisis fueron sorprendentes. “A pesar del nivel de fragmentación y deforestación que hay, el bosque aún mantiene una alta biodiversidad. Ese es un punto muy importante”, según Palomino. Entre las especies endémicas, como el mono tocón de San Martín y otras especies emblemáticas, como el mono choro de cola amarilla, se reconoció la presencia de diez especies nuevas para la ciencia, que ahora toca estudiar.

José recalca lo que significa recuperar la conectividad para proteger esta biodiversidad: “Nos garantiza mantener a las poblaciones de algunos animales que están amenazados. Dentro de ellos, tenemos al otorongo o al oso de anteojos, que son los animales más grandes. También están las huanganas, que durante el año necesitan tener recorridos grandes. Al encontrar estos espacios fragmentados, algunos de estos llegan a los arrozales u otras áreas donde sufren bastante amenaza de cacería”.
Sea como sea, este es un proceso largo, que debe ir acompañado de un cambio de mentalidad. Se espera que en 15 o 20 años, las comunidades dejen de alquilar sus territorios para el cultivo y se centren en potenciar las actividades económicas que vienen desarrollando como parte de los Acuerdos de Conservación, como es el cultivo del cacao, el café o la vainilla. Solo así, sus bosques y su cultura estarán a salvo.